A la mayoría de personas le cuesta pedir y es un auténtico obstáculo emocional.
Para las personas que hemos pasado o estáis pasando por un proceso de Orientación Sexual, el impedimento de pedir está muy presente.
Lo más probable es que parte de tu vida hayas llevado en silencio que eres lesbiana, gay, bisexual, etc. (LGTBI) y eso te hace creer (que no es cierto) que sola/o te gestionas mejor.
Demasiados años sin pedir ayuda. Así que ahora, cuando has salido del armario, empezar a pedir es algo nuevo para ti.
Tu mente miente diciéndote: “hasta ahora nos hemos mantenido a salvo, cuidado con actuar diferente que nos pone en peligro”
Os cuento mi caso, ya que, acompañando a otras personas, he descubierto que es muy habitual.
Pedir está siendo el gran aprendizaje de mi vida. Para mi pedir era igual a debilidad. Cada vez que tenía que pedir me sentía muy pequeña ante la otra persona y me conectaba con la sensación de “no sé, no tengo, no conozco…”.
Me sacaba de ese lugar que, aunque no era beneficioso para mí, lo conocía y me sentía a gusto.
Era mostrarme ante esa persona con mis limitaciones y tenía la creencia que eso era una debilidad en mí. ¡Nada más lejos de la realidad!
Cuando se evita esta sensación de debilidad, te posicionas en el lado extremo y tu actitud se vuelve arrogante y orgullosa. Para mantenerte ahí, te pones por encima de la otra persona, como si tu fueras más y mejor, “yo nunca me equivoco y lo sé todo”, así que no pido.
Te comunico que esa actitud es lo más cerca de la desvaloración y la baja autoestima que puedes estar y te recuerdo que no necesitar a nadie, te lleva a la soledad.
Quien se valora y se ama, no teme a los demás y no tiene nada que demostrar.
Me atrevo a decir que “demostrar” es una de las acciones, junto al “evitar”, que más desgaste emocional y físico generan en el ser.
Es curioso, porque estás dejándote la vida demostrando algo que seguramente a la otra persona le importa un pito.
¿Qué hay detrás del no pedir?
La manipulación al pedir
Aclaremos una cosa. Somos seres individuales y diferentes los unos de los otros. Es por eso que vivimos y vemos la realidad subjetiva y cada cual, desde su mirada, su vivencia o su razonamiento.
Esto no quita que tengamos la necesidad de pertenecer a una familia, un grupo, un sistema…Nos pasamos la vida evitando la soledad y eso nos hace tomar decisiones muy contradictorias.
Dicho esto, que te cueste pedir no quiere decir que no lo hagas. Eso es algo inevitable. Lo importante es darte cuenta como lo haces.
Cuando no pides directamente ¿cómo le haces saber a la otra persona que quieres un abrazo, un favor u otra cosa? Manipulando.
Esperar algo de los demás sin pedirlo es una manera de manipular.
Ese comportamiento indirecto pero que esperas que sea muy directo para tu interlocutor, esa frase insana que va con segundas, esa mirada que dice tanto pero no es sincera, esa ……… ¡Cuántas cosas y cuanto esfuerzo por no pedir!
La manipulación suele llevar a la frustración, ya que es probable no conseguir lo que quieres.
Pedir es claridad, es un mensaje que llega directo y que no hay cabida a la interpretación. En cambio, manipular es interpretar y obligas al receptor del mensaje a adivinar e interpretar que te quiere decir esa persona.
Dejas de responsabilizarte para pasar la responsabilidad a la otra persona y que acierte con lo que quieres. ¿Lo puedes ver?
A veces, las acciones son muy evidentes y otras veces es muy sibilino y nos podemos autoengañar.
Pedir es lo que te hace no depender de nadie y ser responsable de todo.
Cada vez que pides, te responsabilizas de tus necesidades y te haces cargo de ellas. No esperas que otras personas lo hagan por ti.
La desvaloración
Es la opinión que tienes de ti lo que realmente te impide pedir sin tener un pensamiento negativo de las consecuencias.
Cuando te ves pequeña/o ante la situación de pedir, al final es, como quieres que te vean los demás.
Si te valoras, te importará muy poco la opinión que tenga la otra persona sobre si sabes, necesitas o desconoces.
Es curioso, en temas de desvaloración solemos hacer todo lo contrario a lo que nos iría bien. Nos ocultamos y evitamos mostrarnos, cuando la “cura” sería mostrarnos para descubrir que nada es lo que parece. Algo que puedes gestionar en un proceso de Coaching Terapéutico.
Ocultarse, evitar…no se logra sin vivir en soledad.
Pedir te hace más humano, más accesible, más cercano. Cuando pides le estás diciendo a la otra persona “confío en ti”. Te sientes aliviado y dejas de llevar esa carga tú solo.
Cuando pides dejas de ponerte por encima de nadie, estás siendo humilde y le das la oportunidad a la otra persona de ayudarte, y eso siempre es un acercamiento.
Cuando pides descubres que la base de tus miedos eran creencias e interpretaciones. Ideas que no habías puesto a prueba nunca y que parecían muy reales para ti.
Yo sigo en este proceso, pero ahora veo los beneficios de pedir y eso me hace más responsable sobre mis decisiones.
¿Cuál es tu motivo para no pedir ayuda?
¡ Pide tu Sesión de Valoración Gratis !Sandra Toledano. Coach Terapeuta LGTBI
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