¿Qué Tipo de Persona eres en tus Relaciones?

por | Coaching, Gestión Emocional, LGTBI, Orientación Sexual | 0 Comentarios

¿Cómo miras, tratas, amas, hablas, … a la otra persona? En definitiva, como te relaciones y que tipo de persona eres.

 

Para mí, la manera como nos relacionamos es uno de los temas donde más engañamos a los demás, a nosotros mismos y donde menos conciencia tenemos de la realidad.

Seamos sinceros, nos gusta que hablen bien de nosotros, que nos valoren, que nos quieran, que nos tengan en cuenta….

Y por ello, se corre el riesgo de querer ser siempre buenos o parecerlo. Hay un término que se utiliza en terapia y que me parece muy peligro “el buenismo”.

Detrás de ese término, yo veo mucha represión del ser. Es un esfuerzo a querer agradar y no permitir que emociones mal vistas, pero necesarias, estén presentes.

Ya lo decía el psicólogo Jung: «Prefiero ser persona entera a ser buena persona»

Para saber que tipo de persona eres y de como te relacionas, hay muchísima información, pero yo quiero hablar de tres maneras concretas que adquirimos cuando nos mostramos ante otros y la mirada que tenemos hacía la otra persona.

Imagínate que llevas una silla siempre contigo. Ahora imagina que cada vez que te encuentras con una persona colocas la silla para comunicarte con ella, y según quien sea esa persona decides entre: Subirte a la silla, quedarte de pie al lado de la silla o sentarte en la silla, y desde ese lugar te muestras y te relacionas con esa persona.

Pues te animo a seguir leyendo ya que eso precisamente es lo que tú y todos hacemos en nuestro día a día.

Aclarar que no siempre estamos en una sola posición. Vamos variando, (no pretendo empaquetar a nadie y es probable que sientas una relación con los tres tipos de persona), pero creo que hay uno de las tres que predomina en tu manera de comportarte y es realmente importante tomar conciencia de ello, ya que es la única manera de saber más de ti misma y transformar lo que no te guste.

***Algunas cosas que diré serán llevadas al extremo para que sea más evidente. De todas maneras, si te provoca emociones contradictorias o rechazo, yo te animo a que profundices en eso en lugar de evitarlo.  El rechazo, a veces, es un indicativo de que eso existe y no queremos verlo.

¿En qué lugar te posicionas cuando te relacionas?

Subida a la silla

Empecemos por lo evidente. Cuando te subes a la silla lo primer que llama la atención es que estás por encima de la otra persona.

La ves más pequeña y es probable que tengas que dirigirte a ella de una manera concreta para que te escuche y te entienda desde ahí arriba: gritar más, gesticular más, …

También puede pasar que por la incomodidad de estar mirando hacía abajo, haya momentos que dejes de mirarla y mires hacía delante, que es por encima de esa persona.

¿Esto ya no te llama la atención?

Este sería el comportamiento que, para mí, lleva más esfuerzo y energía vital. También el que tiene una dualidad más fuerte y me atrevo a decir que es el tipo de persona mayoritaria en el colectivo LGTBI, según mi experiencia profesional y personal.

Normalmente, la imagen exterior que dan este tipo de personas, es de potencia y fuerza. De alguien seguro y que va a por todas. No caerás bien a todos, pero tendrás a gente que te admire, no por lo que eres, si no por lo que aparentas.

En contraposición, suelen tener una baja autoestima y desvaloración que, para no conectar con esas emociones, se posicionan con la armadura del orgullo. Una falsa sensación de saber, de no equivocarse, de sostener todo sola y lo peor de todo, de no necesitar a nadie.

Vivir con esa idea de “yo puedo con todo”, causa una sensación de vacío y de soledad ante la vida.

Mira por encima a los demás para creerse más grande y eso le permite olvidarse de sus debilidades. Le encanta decir a los demás lo que es correcto y lo que necesitan. Mientras hace eso, no tiene que sentir que necesita y que es lo mejor para su vida.

Querer controlar todo, ser exigente, dar una imagen concreta, tiene mucha relación con este tipo de persona.

Esto puede ser muy claro o muy sibilino. No siempre utilizan la imposición para decir que han de hacer los demás. Pero en ese momento la exigencia con ellas y con la persona que tienen delante, está muy presente.

Lo interesante es ver que hay detrás de este comportamiento. Darte cuenta de la necesidad verdadera que hay en ti y lo que escondes y no quieres ver.

Sentada en la silla

Volvamos a lo evidente. Cuando te sientas en la silla lo primer que llama la atención es que estás por debajo de la otra persona, y eso ya es muy significativo.

Mantener el cuello mirando hacía arriba, es casi imposible, así que la mayoría del tiempo estarás mirando hacía abajo y dejarás de ver a la persona para ver sus pies.

Cuando lo imagino, veo un signo de reverencia, que no es lo mismo que respeto.

Esta es otra manera de dejar de ver al otro. Quizá porque te recuerda lo pequeña que eres o quizá porque ya te va bien estar en esa posición de vértelas venir.

Este tipo de persona, necesita más a menudo la opinión del resto. Sobrevalora al que mira ahí arriba y deja de escucharse y tenerse en cuenta. Se suele olvidar de sus recursos y chupa del resto.

Deja de responsabilizarse y le pasa la responsabilidad a otros. Ya sea en decisiones o con comportamientos como el victimismo.

No te dejes llevar por las apariencias, no son personas débiles, pero quizá son personas que no se valoran y no confían en ellas y sus recursos.

De pie al lado de la silla

Lo evidente es que te miro a la cara. Veo lo que te sucede. Si lloras, ríes, bostezas…En realidad, es la posición natural y cómoda del cuerpo.

Es una relación de igual a igual. Desde esta relación de tú a tú puedo ser sincera y honesta. No te veo inaccesible ni tampoco te desvaloro.

Te veo y eso quiere decir que te tengo en cuenta y no solo veo mi ombligo. Esto me permite entenderte y escucharte no solo con las palabras, sino, con las emociones y los gestos.

Para ser este tipo de persona, has de valorarte y has de quererte. No porque seas perfecta, sino, porque eres maravillosamente única.

Desde aquí comparto y no estoy sola como en las otras posiciones.

Es una actitud de igualdad que, entre otras cosas, te permite pedir ayuda, confiar en la otra persona, ser honesta y sincera.

En esta posición tu energía y vitalidad va enfocada a mejorar y transformar, no a esconder o aparentar.

Así que decide desde donde quieres ser y para ello, reconoce desde dónde estás siendo ahora.

  • Miras por encima y te crees superior o mejor que el resto. Tu sola puedes con todo.
  • Te crees inferior a la otra persona y ves al resto mejor que tú. Eres más dependiente.
  • Miras a la otra persona por igual porque te valoras y respetas. Confías y pides ayuda si la necesitas.
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Sandra Toledano.  Coach Terapeuta LGTBI

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Sandra Toledano
LGTBI+ Terapeuta Gestalt y Coach:   Me dedico a acompañar a personas del colectivo LGTBI+ y a sus familiares, para ofrecer esa «otra manera». La manera en la que vives tu vida de una manera auténtica. / Doy formaciones de diversidad LGBTI+, a través del coaching y la terapia Gestalt, para crear un entorno laboral más inclusivo, respetuoso y productivo para todas las personas.
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