Algunos lo llaman capitalismo rosa: Pride Barcelona, Circuit, EuroPride, etc.
Aprovechando que este fin de semana es el Pride Barcelona, mi ciudad, me apetecía mucho dar luz a la otra cara de este festival.
Aunque pueda parecerlo en algún momento, no digo que este festival tenga que desaparecer. Creo que aporta cosas muy buenas. Solo quiero mostrar mi opinión sobre un Pride que no se suele tener en cuenta.
Para empezar, lo organizan empresarios con la ayuda económica de los ayuntamientos.
Y esto es algo que quiero dejar claro, porque eso quiere decir que a veces, me llevo las manos a la cabeza de ver que sponsors o invitados forman parte.
Sin ir más lejos, la cantante israelí Netta, que ganó el Festival de Eurovisión, ha sido invitada al desfile del orgullo de Madrid. Una persona que después de ganar el festival, lo primero que hizo fue reunirse y pegarse un baile con el presidente de Israel Netanyahu.
Un país donde se vulneran los derechos LGTB y los tratan peor que a criminales y, además, está masacrando y matando al pueblo palestino.
O lo que se está haciendo en Barcelona dónde hace acuerdos con TMB (Transportes Metropolitanos de Barcelona) para sortear pases vip para las carrozas. Parece ser que si voy en zona vip seré más visible para los demás.
Que conste que estoy muy orgullosa de Barcelona, ciudad donde se hizo la primera manifestación LGTB hace 40 años y donde se trabaja por los derechos LGTB.
No me gustan estos festivales. No me gustan por lo que conlleva y porque apuestan por un modelo de ciudad dónde la mayoría LGTB está excluida.
Lo organizan empresarios donde su objetivo es claro y legítimo, forrarse.
Lo que no tengo muy claro si beneficiarse a costa de los derechos LGTB, es muy legítimo.
Estoy a favor de celebrar el orgullo, pero el de todas y todos.
A quién va dirigido:
Pues, aunque pueda parecer que va dirigido a todo el mundo, en realidad va dirigido a un tipo concreto de gente.
Se enfocan en los gays, y más concretamente en el gay blanco, delgado, musculado y con una posición económica medio-alta o alta. Solo hay que ver los panfletos publicitarios y las publicaciones en las redes sociales.
¡Ah! Y los precios (de eso hablo más adelante)
Son mecanismos simbólicos que acaban teniendo un efecto social muy fuerte y negativo. Parece ser que sólo hay un tipo de LGTBIQ+.
Refugiados, transexuales, gitanas y/o lesbianas o bisexuales, no forman parte de todo esto porque no siguen el prototipo que buscan.
Si te dedicas al trabajo sexual, ya no te digo nada. Estás más que excluida.
No olviden que aparte de los gays, el resto también somos ciudadanos.
Para acabar de rematar todo, el desfile que organizaba el Pride era un día diferente a la manifestación de la Comissió Unitària del 28 de juny, plataforma que históricamente ha organizado la manifestación por la liberación sexual y de género de Barcelona y que, por cierto, no cuenta con el patrocinio de ninguna entidad privada. En cambio, este año han decidido hacerla el mismo día a la misma hora.
Un día reivindicativo como es el 28 de junio no debería estar mezclado con los intereses personales ni comerciales de nadie: «¡No en nuestro nombre, no en el nombre de nuestros derechos!»
Quién gana con todo esto:
Creo que desde los municipios no se debería de apoyar estos actos. ¡Que lo paguen los empresarios en su totalidad!
Entiendo que, si tienen financiación de los municipios, deberían de dar un servicio sin etiquetas y sin estereotipos.
Recordar las necesidades económicas que tienen las diferentes asociaciones que trabajan para temas LGTBIQ+. Organizaciones que no reciben las ayudas o muy justas porque los municipios no disponen de presupuesto.
En cambio, en el Pride reciben ayudas y muchas, dónde los beneficiados son las empresas que organizan actos y eventos varios.
Las fiestas que se organizan en diferentes locales, tienen un precio de entrada tan alto que mucha gente que quiere ir no puede. No se lo puede permitir.
El Circuit Festival vale 350 euros. Absolutamente inasequible para la mayoría de gente.
Por eso la mayoría son turistas que irán a grandes hoteles enriqueciendo al empresariado de alto nivel.
Así que poco aportarán a hoteles, restaurante, etc…de otro nivel o que no tengan nada que ver.
Algo que ya me parce increíble es lo que sucede en el Pride de Sitges dónde venden entradas a 17 euros para ir al desfile.
Y el colmo de la hipocresía son empresas que patrocinan como B. the travel Brand, filial del Grupo Barceló, que hacen eventos para vender sus viajes y resulta que organizaron vuelos de deportación hasta la actualidad.
Si tenemos en cuenta que este año el Pride está dedicado a refugiados y refugiadas LGTB, pues me parece tener mucha cara.
Para mi está claro quien se beneficia y a que grupo va dirigido.
Después de todo esto, está claro que a muchos les gusta y les va bien estos festivales. Hay gente que aprovecha estos espacios para “salir del armario” aunque sea unos días.
Hay organizaciones de gran tamaño que se alían haciendo algún acto y que beneficia al colectivo. Los organizadores del Pride limpian su imagen. Algunos lo llaman “lavado rosa”.
Estos festivales están copando a manifestaciones que llevan muchos años reivindicando los derechos LGTBIQ+
Creo que hay más homofobia en este contexto de lo que parece a primera vista.
Ser gay no salva de ser machistas.
Sandra Toledano. Coach Terapeuta LGTBI
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