¿Qué tal llevas tus Objetivos?
Aunque todos sabemos que el año empieza en Enero, no sé vosotrxs, pero yo tengo la sensación que el año empieza en Septiembre.
Septiembre tiene una energía emprendedora, ya sea para empezar cosas nuevas o para seguir con los mismos proyectos.
Y de eso quiero hablarte. No de hacer listas inacabables, si no, de centrarte en lo que deseas. Tus objetivos.
No nos engañemos; a la vuelta de vacaciones nos volvemos locxs con los propósitos: dejar de fumar, ir al gimnasio, cambiar de trabajo, y como no, salir del armario.
Son metas a las que queremos llegar y que creemos necesitar para sentirnos mejor.
El problema es que suelen ser las mismas listas repetidas año tras año…
!Ha llegado el momento de hacer las cosas de otra manera! De revisar si los objetivos de tu lista son tan buenos como tú crees, de ser realista y saber hasta donde puedes y estás dispuestx a llegar.
Aprovecha la energía
El verano permite romper con la rutina habitual del resto del año. Sea por las vacaciones, por las temperaturas, las terracitas, la playa, etc… Estamos más descansadxs física y emocionalmente.
Cuando llega septiembre y volvemos a lo “habitual”, parece que lo hacemos con una energía renovada. Una energía que nos permite activarnos y nos coloca el foco hacia nuestros objetivos.
Así que lo primero de todo, Carpe diem! aprovecha este momento. No dejes para más adelante lo que quieres realizar porque es muy probable que caigas en la rutina.
Céntrate en lo más deseado
Imagino que ya sabes cómo funciona el tema: listas, listas y más listas.
Esas listas que hacemos con todos los propósitos que queremos llevar a cabo y que pocos conseguimos.
El problema de estas listas es que las hacemos con la energía que antes mencionaba y solemos querer conseguir varios objetivos. Abarcar más de lo que podemos. ¡Nos venimos arriba!
Para mí es mejor que te centres en uno en concreto.
Con esto no quiero decir que no puedas realizar varios. ¡Por supuesto! Solo ten presente tu capacidad para conseguirlo, la disposición y si el esfuerzo vale la pena.
Es una cuestión de matemáticas: no es lo mismo repartir las ganas, la energía, tu tiempo…entre tres objetivos, que dedicar la totalidad a uno. Como se suele decir: quien mucho abarca, poco aprieta.
Por dónde empezar
A veces no es fácil saber y priorizar el cambio que necesitamos.
Yo te diría que hagas un viaje temporal donde empieces recordando cómo fue el año pasado desde septiembre hasta la fecha de hoy.
Tómate tu tiempo y deja que te vengan imágenes que te vayan impactando. Está pendiente de las sensaciones y las emociones que se te activan. Cuando acabes, pregúntate lo siguiente:
¿Qué ha sido un obstáculo para realizar lo que deseabas?
¿Qué te ha impedido encontrar tu bienestar?
¿Qué habrías cambiado si hubieras tenido una varita mágica?
¿Qué te provoca un nudo en el estómago o la garganta cuando piensas en ello?
¿De qué te avergüenzas?
Las respuestas a estas preguntas te darán muchísima información de lo que necesitas cambiar o transformar.
Te puede sorprender darte cuenta que tu prioridad no es lo que tenías en mente. A veces nos quedamos en la superficie y creemos que lo evidente es el tema que nos ocupa.
Pregúntate si con lo que quieres cambiar es suficiente para sentirte mejor. ¿Haciendo este cambio, mejorará mi situación?
Un ejemplo de quedarse en la superficie es escoger objetivos que dependen de otras personas. Algo difícil de conseguir. Otro ejemplo sería esconder, disimular u ocultar un problema en vez de coger las riendas del asunto y cambiarlo. El problema sigue ahí y a la larga acaba saliendo de nuevo.
Esto pasa mucho en temas de Diversidad Sexual y Afectiva LGTBI: Hacer cambios superficiales evitando lo realmente importante.
Por quien lo haces
Darse cuenta de esto es lo que puede hacer que lo consigas o no.
Muchos de los objetivos que nos proponemos tienen más que ver con los demás, que nosotrxs mismxs.
Es algo muy sutil que si no te paras un instante y te haces la pregunta “¿por quién lo hago?”, te puede pasar desapercibido.
Esto tiene relación con la opinión que queremos que los demás tengan de nosotrxs. Un ejemplo sería perder quilos o cambiar de trabajo.
Adelgazas para que los demás te vean guapa o guapo y crees que así te aceptarán más. Cambias de trabajo porque alguien a quien valoras te repite una y otra vez, que es poco para ti, aunque tú estés feliz.
La inseguridad con la que te relacionas, te puede llevar a hacer cosas solo por agradar a los demás.
Las consecuencias: que es muy difícil conseguir un objetivo que no sientes, que no haces tuyo y que al final es por otra persona. ¡No suele funcionar!
Quizá en estas situaciones el objetivo puede ser “hacer lo que realmente quiero hacer”.
Así que ya sabes:
¿Qué necesitas cambiar en tu vida?
¿Por quién lo haces?
¿Te quedas en la superficie?
¡Aprovecha la energía que aporta este mes de septiembre!
Es importante poner foco en lo que quieres conseguir. Es una manera de que tu mente, tu cuerpo y tus emociones sepan lo que deseas.
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Me dedico a acompañar a personas del colectivo LGTBI, a través del coaching y la terapia, para ofrecer esa «otra manera». La manera en la que dejas de vivir la vida de otros para vivir la tuya.
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